La
exposición pone atención a las fotografías que hizo durante un
viaje por Cataluña, Navarra, el País Vasco y Andorra el 1933
La
obra de la fotógrafa berlinesa Marianne Breslauer se podrá ver por
primera vez en una exposición individual al estado español al Museo
Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) desde este jueves hasta el 29 de
enero, http://www.museunacional.cat/es/marianne-breslauer-fotografias-1927-1938 según que ha explicado en una conferencia de prensa la
comisaría de la exposición y profesora de Historia del Arte de la
Universitat de Lleida, Mercedes Valdivieso.
La
exposición, que tiene 127 imágenes, muestra la obra del artista,
con especial atención a las fotografías que hizo durante un viaje
por Cataluña, Navarra, el País Vasco y Andorra el 1933, junto con
la periodista y escritora Annemarie Schwarzenbach.
El MNAC expone 51 fotografías de este viaje que efectuó por encargo de la agencia alemana Akademia, pero también por su amor a la obra de Ernest Hemingway, ‘Fiesta’ –en que se describe en detalle los Sanfermines– y ‘Un libro sobre los Pirineos’, en que el periodista y escritor alemán Kurt Tucholsky explica su viaje por esta zona.
Breslauer era judía y a su regreso en Alemania no quisieron publicar el trabajo hecho durante el viaje si no era con un pseudónimo y se negó, mientras que en Suiza sí que publicaron las imágenes en varias revistas junto con textos de Schwarzenbach.
Las otras fotografías que se podrán ver en la exposición fueron tomadas en Berlín, durante los meses que vivió en París el 1929 y en sus viajes por Italia y Palestina.
La imagen que abre la exposición es una de sus presas más emblemáticas, puesto que se trata de la única foto de una mujer que se retrata desnuda y trabajando con una gran carga de sensualidad.
El MNAC expone 51 fotografías de este viaje que efectuó por encargo de la agencia alemana Akademia, pero también por su amor a la obra de Ernest Hemingway, ‘Fiesta’ –en que se describe en detalle los Sanfermines– y ‘Un libro sobre los Pirineos’, en que el periodista y escritor alemán Kurt Tucholsky explica su viaje por esta zona.
Breslauer era judía y a su regreso en Alemania no quisieron publicar el trabajo hecho durante el viaje si no era con un pseudónimo y se negó, mientras que en Suiza sí que publicaron las imágenes en varias revistas junto con textos de Schwarzenbach.
Las otras fotografías que se podrán ver en la exposición fueron tomadas en Berlín, durante los meses que vivió en París el 1929 y en sus viajes por Italia y Palestina.
La imagen que abre la exposición es una de sus presas más emblemáticas, puesto que se trata de la única foto de una mujer que se retrata desnuda y trabajando con una gran carga de sensualidad.
Cuando
en una entrevista le preguntaron cómo se podía reconocer una buena
toma, Marianne Breslauer respondió inmediatamente y sin dudar: «Se
reconoce porque en una exposición no se pasa de largo delante de
ella, porque uno se ve atraído por una página en una revista o se
olvida de seguir ojeando en un libro. No son decisivos ni la técnica
perfecta, ni tampoco que se trate de un tema extraordinario, lo que
cuenta es la fuerza de la imagen, la expresión –el secreto del
momento capturado.»
Fotografía
y poesía
Breslauer
formó parte de una generación de mujeres que durante la República
de Weimar pudieron dedicarse a la fotografía por todas las
libertades que esta ofrecía y ha hecho numerosos retratos y foto
reportajes así como también algunas imágenes publicitarias,
que no han sido muchas porque no le gustaba que le dijeran cómo
tenía que hacer las fotos.
Su carrera profesional duró 11 años, del 1927 al 1938, cuando dejó de dedicarse a la fotografía porque no le permitían publicar para ser judía, ante el que firmó su trabajo con un pseudónimo pero tuvo que irse de Alemania y ‘ya no tenía la tranquilidad para hacer las fotos con la calidad que a ella le hubiera gustado’, ha explicado Valdivieso, y la fotógrafa continuó con el negocio de su marido como marchante de arte.
Está considerada una de las principales representantes de la ‘Nueva fotografía’ -corriente anti pictorialista que reivindica la autonomía de la fotografía ante la pintura- caracterizada por los planes picados, los puntos de vista alterados, los juegos de luces y sombras y las fragmentaciones a manera de secuencias fílmiques.
Dentro de este movimiento, las fotografías de Breslauer se clasifican al ‘realismo poético’, una especie de coexistencia entre el realismo y la poesía, ‘busca los momentos inadvertidos’, sin escenificaciones, y cómo ha declarado en una entrevista, no le gustaba retratar la miseria, le daba siempre un toque poético a sus presas.
Su carrera profesional duró 11 años, del 1927 al 1938, cuando dejó de dedicarse a la fotografía porque no le permitían publicar para ser judía, ante el que firmó su trabajo con un pseudónimo pero tuvo que irse de Alemania y ‘ya no tenía la tranquilidad para hacer las fotos con la calidad que a ella le hubiera gustado’, ha explicado Valdivieso, y la fotógrafa continuó con el negocio de su marido como marchante de arte.
Está considerada una de las principales representantes de la ‘Nueva fotografía’ -corriente anti pictorialista que reivindica la autonomía de la fotografía ante la pintura- caracterizada por los planes picados, los puntos de vista alterados, los juegos de luces y sombras y las fragmentaciones a manera de secuencias fílmiques.
Dentro de este movimiento, las fotografías de Breslauer se clasifican al ‘realismo poético’, una especie de coexistencia entre el realismo y la poesía, ‘busca los momentos inadvertidos’, sin escenificaciones, y cómo ha declarado en una entrevista, no le gustaba retratar la miseria, le daba siempre un toque poético a sus presas.
Marianne
Breslauer
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